Un corazón muerto
es aquel que ignora a Su Señor.
No sabe de Su
existencia.
Es el corazón sujeto a sus propias pasiones y es esclavo de sus
satisfacciones. Se prefiere a sí mismo aunque ello lo exponga a la ira de su
Señor. Sólo le interesa atender a sus apetitos: su amor, su odio, todas sus
emociones, son en función de ese interés.
Por ello se dice que es esclavo de ‘otro’, que no es
Allah, y ama, teme, espera, se complace y glorifica lo que no es la Verdad
Creadora, y está sumido en la falsedad de sus propios fantasmas y bajo el
dominio de toda suerte de dioses ilusorios. Cuando da, da por capricho; cuando
niega, niega movido por su arbitrariedad. Las inclinaciones de ese corazón
están por delante de la atención que debería poner en su Dueño: la frivolidad
es su guía, el apetito es su jefe, la ignorancia es su conductor, la
negligencia es su montura. Dedica su reflexión a conseguir ventajas mundanales,
se emborracha de superficialidad, ama con pasión lo destinado a desaparecer.
Por ello se dice que es esclavo de de sus
satisfacciones.
Escucha en la lejanía el rumor de una llamada que lo convoca hacia Allah,
pero no responde.. Es seguidor de todo demonio rebelde. El mundo (duniâ)
lo satisface o lo encoleriza, su frivolidad lo ciega y lo ensordece. "Acompañar
a este corazón es una enfermedad, convivir con él es un veneno, sentarse a
escuchar sus palabras es destrucción".
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