jueves, 11 de febrero de 2021

Mantener el equilibrio -Parte IV-

Bismillahir Rahmanir Rahim

El problema principal es cómo alcanzar el equilibrio, y cómo mantenerlo. Contemplando lo anterior, diría que el equilibrio es natural, que no hay necesidad de alcanzarlo; la pregunta es entonces cómo mantener el equilibrio y no cómo adquirirlo. La influencia de la vida en este mundo tan activo, siempre nos pone fuera de nuestro propio equilibrio. No importa que dirección tome uno en la vida, no importa qué ocupación o qué negocios, siempre hay dificultad en mantener el equilibrio. Los Sufis han encontrado una clave para esto, y esa clave es aislarse dentro de uno mismo, por la ganancia de un completo equilibrio dentro de uno mismo. Ya he dicho que un equilibrio perfecto significa destrucción de la acción; pero cuando pensamos que desde la mañana hasta la noche nuestra vida no es nada más que acción, es natural que no podamos mantener este equilibrio. Sin embargo, al dedicar unos pocos minutos a la meditación, al silencio, podemos alcanzar este equilibrio por un momento; y entonces, en nuestra vida activa se mantendrá el equilibrio de una manera natural.

Muy frecuentemente la gente piensa de modo equivocado que con la ayuda de la meditación o el silencio podemos traer cerca el éxito de la actividad. Si nos trae resultados exitosos es sólo porque el equilibrio en la meditación lo hace a uno capaz de mantener el equilibrio necesario para la actividad. La vida de afuera depende de la condición interior del individuo. Éxito o fracaso, progreso o quietud, cualquiera que sea el estado del ser humano, todo viene de las condiciones que una persona experimente dentro de ella misma. Un hombre de sentido común dirá: por ésta o aquella razón me encontraré con el éxito o el fracaso. Una persona clarividente dirá que tal vez porque un espíritu o un fantasma han dicho esto o aquello, las condiciones serán mejores o peores. El astrólogo dirá que porque esta estrella está en tal casa o en esta otra casa, estamos experimentando tal y tal condición. Pero de acuerdo al Sufi, las condiciones alrededor de uno dependen absolutamente de las condiciones interiores de uno mismo; así, lo que se necesita para cambiar las condiciones de la vida exterior o las internas nuestras, es trabajar dentro de nosotros mismos, para traer el equilibrio necesario. Una vez el equilibrio se ha perdido, volverlo a traer cuesta mucho trabajo. En primer lugar es muy difícil mantener el equilibrio en la vida diaria; y una vez que el equilibrio se pierde, hay muy poca esperanza de tener éxito, felicidad y progreso. Es como un reloj que está fuera de orden; no puede seguir hasta que no se le coloca en equilibrio otra vez. 

Es lo mismo con las condiciones del alma. Si una persona pierde sus riquezas es que se ha vuelto derrochador, se ha vuelto irreflexivo, esto indica la pérdida de su equilibrio. Estar muy triste, muy ocupado, muy perezoso, etc., nos muestra la pérdida del equilibrio.

El equilibrio es un estado del individuo que progresa y tiene consideración por los demás. De un solo lado, es falta de equilibrio. Al mismo tiempo, es poco fácil establecer un punto exacto para dónde y cuándo hay equilibrio. Por ejemplo, las características de los chinos son normales para China; las características de los griegos y romanos, eran normales para aquellos tiempos y aquella gente. Lo que llamamos normal es, en general, lo que cada uno tiene. Además, podríamos decir que cuando es el tiempo para los resfriados y las gripes, estos son naturales, cosa que no es así.

Sin duda la vida es difícil para muchos de nosotros, pero muy frecuentemente la hacemos aún más difícil para nosotros mismos. Cuando no comprendemos la naturaleza real y el funcionamiento de la vida, hacemos nuestras propias dificultades. Tal vez sólo un 5% de nuestras dificultades, son causadas por las condiciones de la vida; el 95% son dificultades causadas por nosotros mismos. Y podemos preguntarnos: ¿De qué manera son causadas por nosotros? No queremos dificultades en la vida, nos disgusta la lucha, sólo queremos armonía y paz. Debe entenderse que antes de que podamos hacer la paz, es necesario el conflicto, y esa guerra es sostenida por nosotros mismos. Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, nuestros errores, nuestras debilidades y nuestras limitaciones... Y nuestra mente es una traidora. Esconde nuestras culpas hasta de nuestros propios ojos, y pone a los demás como los culpables de nuestras dificultades. Así, está constantemente engañándonos, manteniéndonos ignorantes del enemigo real e impulsándonos contra los demás para luchar contra ellos, haciéndonos pensar que son nuestros enemigos. 

Pero además de esto debemos voltearnos hacia Dios. Tanto como nos elevemos, así se elevará nuestro punto de vista; tan alto como alcance nuestra visión. De esta manera, cuando una persona se desarrolla más y más, su visión se vuelve más y más amplia; y en todo lo que haga tocará la nota divina, que es una curación, un consuelo, y la paz para todas las almas.

El equilibrio es la seguridad de la vida; no solo de nuestra propia vida; el equilibrio ayuda a mantener todas las cosas alrededor de uno. La gente en Oriente siempre ha considerado el equilibrio como lo fundamental para mantenerse en la vida; y los diferentes ejercicios que han prescrito, sea en la forma de religión o de devoción, en el campo de lo filosófico o de lo físico, han sido para mantener el equilibrio. 

-Hazrat Inayat Khan



lunes, 8 de febrero de 2021

Mantener el equilibrio -Parte III-

Bismillahir Rahmanir Rahim

El Sufi enseña el equilibrio por la postura y el movimiento, que incluye el control de las acciones, y la actividad del cuerpo; por la práctica de los Namaz, Wazifas y Zikr, él enseña el equilibrio de la mente para la concentración. Sentarse en el hogar y cerrar los ojos no es concentración; aunque los ojos estén cerrados y los pensamientos se vayan. Es importante escoger el objeto correcto para concentrarse. Por concentración y meditación una persona experimenta el éxtasis; por el control de sí misma una persona experimenta los más altos mundos y planos en que todas las cosas son una. Por esto, se necesita la guía de un Murshid, porque de otro modo el equilibrio se pierde; nadie puede llegar o hacer esto por sí mismo. Y si alguien puede, se interesará tanto en lo que experimenta más allá, que se volverá ausente de este mundo; el resultado será la mente ausente, incluso el lunatismo, y muchas otras consecuencias indeseables.

Una persona siempre está pensando: Yo soy esto que veo; esta pequeña cantidad de carne, huesos y piel soy yo. Mas en el éxtasis, la conciencia está libre del cuerpo, de este confinamiento, y entonces experimenta su verdadera existencia sobre todos los lamentos, dolores y problemas. Este es el gozo más grande. Experimentar esto y mantener el control sobre el cuerpo y los sentidos, a través de los cuales experimentamos toda la vida de este mundo, es tener equilibrio. Éste, es el estado más alto.

No sólo la fuerza muscular y la energía nerviosa capacitan al hombre para pararse sobre la tierra. Además, la fuerza muscular y la energía de los nervios son equilibrio; esto es, equilibrio que capacita al hombre a pararse y caminar sin caerse. Podemos tener fuerza muscular y energía nerviosa, pero en ausencia del equilibrio no seríamos capaces de pararnos y caminar. Cuando pensamos desde la mente, ¿es esto razonable, es esta imaginación viajera la que hace al hombre reflexivo? No; es el equilibrio. Hay muchos cuya imaginación es tan grande que pueden flotar en el aire por horas, y hay otros cuya razón es tan poderosa que sus pensamientos dan vueltas y vueltas y nunca terminan aquí. Si hay algo que hace al hombre realmente meditativo, no es un gran razonamiento o una viajera imaginación; es el equilibrio.

No son ni los sentimientos profundos del corazón, ni vivir en éxtasis espiritual, lo que hace iluminada a una persona. Una persona puede estar en éxtasis, lograr visiones, experimentar fenómenos, y todavía no ser una persona espiritual. Una persona puede tener ideas religiosas, vivir una vida piadosa, tener elevados ideales y entonces, igual todavía, no ser necesariamente un alma iluminada. Esto muestra que para mantener nuestro cuerpo como debería ser, y mantener la mente afinada al lado correcto, es necesario el equilibrio. 

Cuando estudiamos la naturaleza, encontramos que en el crecimiento de las plantas y la vida de los árboles, todo depende del equilibrio; y cuando pensamos en el Cosmos y estudiamos las condiciones de las estrellas y los planetas, la principal cosa de que nos damos cuenta es que un cuerpo pesado sostiene al otro. Toda la destrucción que ocurre en la naturaleza, como las erupciones volcánicas, las inundaciones, los terremotos, vienen de la falta de equilibrio. Tanto como la naturaleza mantenga su equilibrio, el abismo en el corazón de la tierra permanece como éste es. La gente puede caminar sobre ésta y no temer ningún daño. Las tempestades, el hambre, todas las malas condiciones, las plagas que visitan el reino del hombre, son causadas por los trastornos de ese equilibrio que asegura el bienestar de la Humanidad. Esto nos enseña que el secreto de la existencia del individuo, tanto como de todo el Cosmos, reside en el equilibrio. No seria una exageración decir que todos los éxitos y fracasos son causados por el equilibrio o por la falta del mismo, el progreso y la pérdida del progreso pueden explicarse como viniendo del equilibrio y de la pérdida de éste.

Hay otra idea conectada con el equilibrio. La vida es movimiento, y el equilibrio es algo que controla éste; pero el equilibrio perfecto controla mucho el movimiento, trayendo un estado de inercia. Por ejemplo, si la fuerza de la mano izquierda fuera igual a la de la mano derecha, si la pierna derecha y la pierna izquierda fueran iguales, el hombre no sería capaz de trabajar o caminar. Si cada uno de los dos ojos tuviera el mismo poder de visión, una persona no seria capaz de ver. Es el equilibrio ordinario que no está completo el que acerca el éxito. 

-Hazrat Inayat Khan
Ver parte IV




jueves, 4 de febrero de 2021

Mantener el equilibrio -Parte II-

Bismillahir Rahmanir Rahim

Las actividades tienden a crecer y mantenerse creciendo, y por esto se pierde el equilibrio. Cuando hablamos, nos inclinamos a hablar más y más, y nos encariñamos tanto de hablar que nos gustaría hablar, indiferentemente de si alguien desea oír o no. Decimos lo que realmente no desearíamos decir; después deseamos saber por qué insultamos a tal persona y por qué le entregamos nuestro secreto. Sadi, el gran poeta persa, dice: "Oh inteligente,¿de qué te sirve tu inteligencia si después te arrepientes?" 
Lo que sea que hagamos, bueno o malo, aumenta en nosotros más y más. Si un día una persona piensa por cinco minutos acerca de la música o la poesía, al día siguiente su pensamiento podrá continuar por media hora. Si uno tiene un pequeño pensamiento de amargura, inconscientemente el pensamiento crecerá hasta que la mente esté llena de amargura. Cada pecado se acerca de esta manera. 

El pensamiento de un sólo lado no tiene equilibrio. Un músico, diría: "Están locos: la música es lo único que importa". Un poeta diría: "La poesía es la única cosa en el mundo..." Cada uno piensa solamente en lo que está comprometido. Así, la persona piadosa puede exagerar tanto su piedad, que no hay fuera de él nada más que su piedad, que a lo último se vuelve hipocresía.

Mas uno puede preguntar: ¿Cómo puedo conseguir el equilibrio? Primero está el equilibrio de la actividad y el reposo, de dormir y caminar. Si una persona cree que por dormir mucho se va a volver grande, y se acostumbra a hacer eso, se volverá un monstruo en vez de un hombre, porque su cuerpo, que es dado a él para que experimente el mundo, no se usa. Y si uno no duerme bien, en pocos días tendrá los nervios rotos. Si uno ayuna mucho ciertamente se volverá etéreo; será capaz de mirar en el otro mundo, dentro de otros planos. Si uno ha aprendido el camino de la inspiración, la inspiración vendrá. Pero este cuerpo, estos sentidos, se volverán débiles y no seremos capaces de experimentar este mundo, el cual fue creado para nosotros. Los extremos en todas las cosas son indeseables, sean ellas "buenas" o "malas"... Dormir y despertarse, comer y ayunar, ser activo y estar quieto, hablar y estar en silencio, eso es tener equilibrio.

Un discípulo aprendió del Profeta Muhammad  una práctica por la cual experimentó el éxtasis. Después de algunos días llegó trayendo frutas y flores que ofreció al profeta, sumamente agradecido y diciendo: "La lección que me diste amado Profeta me dio ha sido de gran valor para mi; ¡me ha traído tanto gozo! Mis oraciones, que duraban pocos minutos, ahora duran todo el día"
Muhammad 
 entonces le dijo: "Estoy muy contento que te haya gustado la lección, pero, por favor, desde hoy suspende la práctica".

-Hazrat Inayat Khan
Ver parte III



lunes, 1 de febrero de 2021

Mantener el equilibrio -Parte I-

Bismillahir Rahmanir Rahim

El equilibrio es algo que raramente se encuentra. 

Cuando nos interesamos en algo, es nuestra naturaleza querer más y más de ello: no importa si el objeto de interés es espiritual o material. Si nos volvemos muy espirituales perdemos el mundo. Si no fuera nuestra misión vivir en este mundo, no nos hubieran mandado aquí.

Aquél que tiene la tendencia de encontrar defectos, encontrará tantos que al final lo bueno parecerá malo ante sus ojos. Y así, sus propios ojos se volverán malos. Hay muchas mas oportunidades de caer para una persona que está corriendo, que para aquél que camina; el exceso hace más posible la caída.

Algunas veces una persona no tiene equilibrio cuando dice la verdad. Él dice: "Yo dije la verdad", indiferentemente de si eso está en armonía con los que le rodean, y de si la gente está preparada para oír la verdad o no. Ahí, está diciendo: "Yo dije la verdad y no me importa discutir con quien sea, porque yo dije la verdad". De modo que la lección de tranquilidad es la más importante a ser aprendida para este propósito.

La filosofía en sí misma culmina en el conocimiento de Dios, que es más grande y más alto que cualquier otra cosa en el mundo; este fin ha sido frecuentemente extraviado por la falta de equilibrio. Por eso en la Biblia, en el Vedanta, en el Corán, y en los demás libros sagrados, las verdades se dicen de una forma velada. Si los profetas y maestros hubiesen dicho la verdad plenamente, el mundo hubiera ido en la dirección errada. (...)

-Hazrat Inayat Khan 
Ver parte II