jueves, 4 de febrero de 2021

Mantener el equilibrio -Parte II-

Bismillahir Rahmanir Rahim

Las actividades tienden a crecer y mantenerse creciendo, y por esto se pierde el equilibrio. Cuando hablamos, nos inclinamos a hablar más y más, y nos encariñamos tanto de hablar que nos gustaría hablar, indiferentemente de si alguien desea oír o no. Decimos lo que realmente no desearíamos decir; después deseamos saber por qué insultamos a tal persona y por qué le entregamos nuestro secreto. Sadi, el gran poeta persa, dice: "Oh inteligente,¿de qué te sirve tu inteligencia si después te arrepientes?" 
Lo que sea que hagamos, bueno o malo, aumenta en nosotros más y más. Si un día una persona piensa por cinco minutos acerca de la música o la poesía, al día siguiente su pensamiento podrá continuar por media hora. Si uno tiene un pequeño pensamiento de amargura, inconscientemente el pensamiento crecerá hasta que la mente esté llena de amargura. Cada pecado se acerca de esta manera. 

El pensamiento de un sólo lado no tiene equilibrio. Un músico, diría: "Están locos: la música es lo único que importa". Un poeta diría: "La poesía es la única cosa en el mundo..." Cada uno piensa solamente en lo que está comprometido. Así, la persona piadosa puede exagerar tanto su piedad, que no hay fuera de él nada más que su piedad, que a lo último se vuelve hipocresía.

Mas uno puede preguntar: ¿Cómo puedo conseguir el equilibrio? Primero está el equilibrio de la actividad y el reposo, de dormir y caminar. Si una persona cree que por dormir mucho se va a volver grande, y se acostumbra a hacer eso, se volverá un monstruo en vez de un hombre, porque su cuerpo, que es dado a él para que experimente el mundo, no se usa. Y si uno no duerme bien, en pocos días tendrá los nervios rotos. Si uno ayuna mucho ciertamente se volverá etéreo; será capaz de mirar en el otro mundo, dentro de otros planos. Si uno ha aprendido el camino de la inspiración, la inspiración vendrá. Pero este cuerpo, estos sentidos, se volverán débiles y no seremos capaces de experimentar este mundo, el cual fue creado para nosotros. Los extremos en todas las cosas son indeseables, sean ellas "buenas" o "malas"... Dormir y despertarse, comer y ayunar, ser activo y estar quieto, hablar y estar en silencio, eso es tener equilibrio.

Un discípulo aprendió del Profeta Muhammad  una práctica por la cual experimentó el éxtasis. Después de algunos días llegó trayendo frutas y flores que ofreció al profeta, sumamente agradecido y diciendo: "La lección que me diste amado Profeta me dio ha sido de gran valor para mi; ¡me ha traído tanto gozo! Mis oraciones, que duraban pocos minutos, ahora duran todo el día"
Muhammad 
 entonces le dijo: "Estoy muy contento que te haya gustado la lección, pero, por favor, desde hoy suspende la práctica".

-Hazrat Inayat Khan
Ver parte III



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