Un sabio llegó a la ciudad de Akbar, pero la gente no le dio mucha importancia.
El sabio sólo consiguió reunir a unos pocos jóvenes, mientras el resto de los habitantes se reía de su trabajo.
Paseaba con su pequeño grupo de discípulos por la calle mayor, cuando un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que no se daba cuenta, el sabio fue hacia ellos y los bendijo.
Al irse de allí, uno de sus discípulos comentó:
Paseaba con su pequeño grupo de discípulos por la calle mayor, cuando un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que no se daba cuenta, el sabio fue hacia ellos y los bendijo.
Al irse de allí, uno de sus discípulos comentó:
"Le dicen cosas horribles y les respondes con bellas palabras."
El sabio respondió: "Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene."
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