Un discípulo fue
a visitar a su Sheykh para pedirle un consejo, ya que le había salido un
trabajo en otra ciudad y debía partir hacia allá. Le respondió el Sheykh:
"Oh hijo mío, ya has aprendido todo lo que te he enseñado, pero aún así
tengo un consejo para darte. Todos los días de tu vida recuérdate a ti mismo
tres veces:
"Aún no he
podido transformarme en un buen y verdadero ser humano"
No hay comentarios:
Publicar un comentario