lunes, 3 de diciembre de 2018

Me gusta?

Bismillah

A lo largo del camino uno lucha segundo tras segundo con muchas cosas internas, algunas cosas nos disgustan, y pocas nos agradan.
No es cuestión de que me guste o no me guste, dijo el sufi. De que me guste una cosa o no me guste otra. Se trata de aceptar lo que sucede en el momento y estar contento porque es lo que Dios quiere. Sea una u otra. Por eso es por lo que los sufíes no piden nada. Pedir algo es poner el propio deseo sobre el deseo de Dios. Es cuestionar la sabiduría de Dios. "Muchas plegarias son pérdida y destrucción" escribe Rumi en el Masnawi, "y Dios en su benevolencia las ignora".

Los seres humanos dan gracias a Dios cuando les suceden cosas "buenas". Los sufíes también lo hacen. Pero los sufíes dan gracias a Dios por las cosas malas tanto como por las cosas buenas. Un sufí está agradecido en cada momento porque cada momento es un don de Dios y el sufí es el hijo del momento.
Esto es abandonarse a la voluntad de Dios. "Si en cada momento pudieras aceptar lo que sucede -dijo el Maestro- estarías por fin en la Senda".



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