lunes, 19 de febrero de 2018

Sobre la recitación del Corán



El Corán es el cordón umbilical de Allah, y su luz evidenciadora, el nudo firme, el cobijo suficiente, y es el océano en el que cabe lo poco y lo mucho, lo pequeño y lo grande. 

Sus maravillas no tienen fin ni se acaban las sorpresas que encierra. 
Las gentes del saber han declarado no poder abarcar el total del provecho que se puede sacar de él, y sus lectores han dado fe de que su repetición incesante no aburre ni agobia al corazón. 
Allah ha dicho en su Libro: “Hemos revelado el Recuerdo, y lo protegemos”.

Ibn Mas‘ûd dijo: “El Corán ha sido revelado a los seres humanos para que actúen conforme a él, pero los hombres han convertido su estudio en la única relación que tienen con el Libro. Los hay que son capaces de recitarlo desde el principio hasta el final de memoria sin olvidar una letra, pero han olvidado actuar conforme a sus enseñanzas”.

Se ha contado que Allah ha dicho: “¿No te avergüenzas de que te entreguen una carta de alguno de tus hermanos mientras caminas y entonces te alegras y te sientas en el primer lugar y la lees con atención y repites su lectura mientras que cuando te llega la carta que Yo te envío le vuelves la espalda? ¿Soy Yo menos para ti que tu hermano? Cuando se te acerca tu amigo vuelves hacia él el rostro y le sonríes y escuchas con atención sus palabras, y si algo quisiera interrumpir vuestra conversación lo apartas. Heme aquí que te dirijo mis palabras y todo te entretiene y dispersa, y no pones tu corazón en atenderme. ¿Soy Yo para tí menos que tu amigo?”.


Extraído de "Recopilación de hadices y sentencias de Sabios" (Al-Gazzâli) 

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