El Profeta Muhammad (que Allah le bendiga y le de la paz) dijo que la
intención de un creyente tiene más valor que sus acciones. El valor de una
acción viene de la buena intención con la que se hizo. Si no hay buena
intención detrás de un buen acto, no puede ser aceptado como bueno. El Profeta
(swas) dijo que las acciones serían juzgadas
según la intención con la que se realizaran:
La [recompensa de] las acciones depende únicamente de su intención, y toda
persona recibirá su recompensa según la intención con la que llevó a cabo sus
acciones. Por ello, quien emigre por Allah y Su Mensajero, esa emigración será
contada por Allah y Su Mensajero. Y quien emigre por obtener riquezas o para
casarse, su emigración será por aquello por lo que emigró.
Así, pues, debemos poner consciencia en nuestras intenciones a la hora de
realizar una acción, y mantener en el interior de nuestros corazones el solo
deseo de satisfacer a Allah a través de nuestros actos. Esta cualidad recibe el
nombre de ijlas (sinceridad o pureza de intención) en la terminología islámica. Las acciones son como
el cuerpo, y las intenciones como el alma. Si el alma está enferma, también lo
estará el cuerpo.
El salah y otros actos de adoración, si no van acompañados de una intención pura no le serán de ningún beneficio a la persona que los realice. Solamente producirán estrés. Por otro lado, si una persona intenta agradar a Allah, incluso las acciones más insignificantes serán grandemente recompensadas.
El salah y otros actos de adoración, si no van acompañados de una intención pura no le serán de ningún beneficio a la persona que los realice. Solamente producirán estrés. Por otro lado, si una persona intenta agradar a Allah, incluso las acciones más insignificantes serán grandemente recompensadas.
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