Bismillah
La coherencia es el valor que nos hace ser personas de una pieza, actuando siempre de acuerdo a nuestros principios. Significa subordinar los deseos a una pauta y una guía. En cuanto al Sufismo, coherencia es seguir la Sunnah, y los Hadices. Coherencia es hacer lo correcto
Puede decirse que
es la estación anterior a la Verdad, donde se describe la Realidad; esto nos
llevará a la Verdad, al estado de Haqiqa.
Lo opuesto, el
estado de incoherencia, implica contradicción de los deseos. Es la
multiplicidad de ellos, que se anulan los unos a los otros; es decir una cosa y
pensar otra. Es hacer sin sentir. Es decir y no hacer, sentir sin pensar,
confundir el sentir con el instinto…
En este estado,
decir, hacer, pensar y sentir lo mismo, es imposible. Las prioridades cambian y
se subordinan unas a otras, en un caos sin orden.
El estado de
coherencia, es subordinar todo a la Sunnah.
Dado que la
coherencia es la correcta conducta que debemos tener en base a un principio o
algunos principios, sean familiares, sociales o religiosos, se desprende de
aquí que las personas coherentes tienen una sola pieza, al actuar acorde a
estos principios, y no a los deseos. Estos principios determinan el criterio,
que no significa que sean buenos o malos, simplemente es una guía de conducta.
El deseo es
ciego, no tiene conducta. No ve al otro y no se ve a sí mismo. Su objetivo es
satisfacerse. Se repite, y se vuelve más fuerte, hasta que supera a la persona,
y la domina. Y luego a otros.
Sin criterio,
estamos expuestos a los propios deseos o a los de los demás, que están cerca e
influyen.
A su vez hay
enfrentamiento de deseos internos que se alzan como criterio, como el “yo
quiero”, lo que me gusta o no me gusta, lo que este bien o mal, los estados
emocionales… Ellos se alternan, producen incoherencia y a menudo nos llevan al
error.
A todo esto,
nuestro criterio ¿de donde proviene?
Estamos tan
preocupados por seguirlo, creemos que las cosas son tal cual las “conocemos”,
que no vemos que ese “conocimiento” de las cosas se ha creado de una impresión,
una circunstancia que no se volverá a repetir, pero que ha dejado huella,
generando una pseudo-verdad. Y a través de ella nos guiamos.
Se debe someter
los deseos a lo que es correcto, en la coherencia se pone orden a los deseos.
La gente incoherente no es confiable, y se relaciona con incoherentes. La
coherencia es un trabajo solitario, de poner orden, en soledad.
Volvamos a la
impresión. Es una fotografía que es necesario limpiar, ordenar. Despegarla de
uno, pues se incrusta como núcleo fijo que es tomado como Verdad. Y la Realidad
cambia constantemente, no debe haber núcleos fijos, certezas. Ser coherente es
responder a la Realidad continuamente.
Siendo
incoherentes, vivimos escindidos, en ensoñaciones infantiles. La incoherencia
es responder de la forma en que respondía antes. No a la realidad. Esos núcleos
fijos son los que responden, automáticamente. Y si respondo desde allí, estoy
en irrealidad, no puedo acceder a la Realidad. Debo darme cuenta de lo que pasa
ahora, a cada instante. Eso es la Realidad, es Dios.
La coherencia
permite ver al otro. Tener cautela, prudencia. Permite observar la Verdad.
El deseo siempre
tiene sus razones, manipula, o toma por la fuerza. También los deseos del otro
te destruyen. Surgen sentimientos como la culpa, la autodestrucción, el
sentirse mal. Es incoherente entrar allí. Lo designa Dios. Si Él Quiere, el
otro estará listo, y si no, no lo estará. No hay enojo por ello, ni forma de
que se controle o se haga la propia voluntad.
En los momentos
de crisis, uno se ordena. Paciencia ante el enojo, pues el otro no reacciona
como yo deseo, y controlar la tiranía y la manipulación. Sino se construye una
estructura de pensamiento que no considera al otro, no hay pregunta por el
otro.
La presión por el
engaño a la que el deseo da origen, el manipuleo, las palabras sin acción y la
acción sin realidad, generan como primera reacción reconocible, la incomodidad.
Y de allí va llevando a la incoherencia, que genera frustración, depresión,
dolor, ya que no hay Realidad que sustente el deseo.
Como paso previo
a ingresar en Realidad, se debe subordinar los deseos y entrar en coherencia, y
reclamar del otro sólo coherencia. Y en cuanto a los núcleos fijos creados por
impresiones, que se dan por repetición, por sorpresa o por miedo, y que generan
una verdad universal denominada criterio, hay que ir desarmándolos de a poco,
descubriéndolos, pues se disfrazan de Ser. Dicen ser lo que soy. Así, es
difícil notarlos como algo a modificar. Sin embargo no son Verdad.
Hay que tomar una decisión, hacia la coherencia, o hacia la irrealidad.
Hay que tomar una decisión, hacia la coherencia, o hacia la irrealidad.
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