Un visitante que había llegado de muy lejos dijo a Bahaudin Shah:
“Permíteme sentarme en tu durbar (corte) y oír tus palabras, porque con verdad se ha dicho que leer no puede sustituir al oír.”
Bahaudin respondió:
“Por desgracia, a no ser que seas sordo, es triste que haya tenido que esperar tanto tiempo para darte la bienvenida. Pero, mira, actualmente nunca doy charlas.”
El visitante preguntó por qué.
Bahaudin contestó:
“Yo nunca he dado ninguna charla desde que vino un día un grupo de personas parcialmente sordas. Yo dije: “No seáis como un perro o un cerdo...”, y cuando me dejaron se pelearon discutiendo si yo había dicho: “Sed como un perro...”, o incluso: “comed carne de cerdo...”. Con las palabras escritas esto no es posible. Si eres ciego, siempre podrá leerte alguien.”