viernes, 13 de mayo de 2011

“La más grande recompensa proviene de las más grandes pruebas. Cuando Allah ama a alguien, lo prueba, y quien acepte gana su complacencia, y quien se enoje con su designio, gana su enojo”.

¿Quien es? ¿Quien eres?


Uno llegó a la puerta del Amado y golpeó. Y susurró una voz desde adentro:
-¿Quién es?

Y el amante respondió diciendo:
-Soy yo

Entonces la voz dijo:
-No hay lugar en esta casa para tú y yo.

Y no le fue abierta la puerta. De modo que el amante retornó al desierto, ayunó y oró. Al cabo de un año, volvió una vez más a la puerta del Amado y golpeó. Y de nuevo dijo la voz desde adentro:
-¿Quién es?

Esta vez, el amante, que había aprendido la renuncia de sí, respondió diciendo:
-Eres tú.

Y se abrió la puerta.

Corazon Muerto


Un corazón muerto es aquel que ignora a Su Señor.
No sabe de Su existencia.

Es el corazón sujeto a sus propias pasiones y es esclavo de sus satisfacciones. Se prefiere a sí mismo aunque ello lo exponga a la ira de su Señor. Sólo le interesa atender a sus apetitos: su amor, su odio, todas sus emociones, son en función de ese interés.

Por ello se dice que es esclavo de ‘otro, que no es Allah, y ama, teme, espera, se complace y glorifica lo que no es la Verdad Creadora, y está sumido en la falsedad de sus propios fantasmas y bajo el dominio de toda suerte de dioses ilusorios. Cuando da, da por capricho; cuando niega, niega movido por su arbitrariedad. Las inclinaciones de ese corazón están por delante de la atención que debería poner en su Dueño: la frivolidad es su guía, el apetito es su jefe, la ignorancia es su conductor, la negligencia es su montura. Dedica su reflexión a conseguir ventajas mundanales, se emborracha de superficialidad, ama con pasión lo destinado a desaparecer. Por ello se dice que es esclavo de de sus satisfacciones.

Escucha en la lejanía el rumor de una llamada que lo convoca hacia Allah, pero no responde.. Es seguidor de todo demonio rebelde. El mundo (duniâ) lo satisface o lo encoleriza, su frivolidad lo ciega y lo ensordece. "Acompañar a este corazón es una enfermedad, convivir con él es un veneno, sentarse a escuchar sus palabras es destrucción".