Dios se hace cargo de la situación en la que Él te coloca pero, en la que tú te metas, deja que tú te hagas responsable.
“Di: Señor hazme entrar por una entrada auténtica y hazme salir por una salida auténtica y concédeme, de Tu parte, una potestad que me socorra” (C. XVII.80).
La entrada y la salida auténtica es la que se realiza gracias a Él, no a ti, ¿comprendes? Lo que Dios exige de ti es que ... permanezcas allí donde Él te ha colocado hasta que Él, exaltado sea, se encargue de sacarte igual que se encargó de ponerte.
El asunto no es que dejes las ocupaciones sino que las ocupaciones te dejen a ti. "Los hombres auténticamente sinceros. No dejan algo hasta que Dios mismo se encarga de quitárselo de encima”.
“Di: Señor hazme entrar por una entrada auténtica y hazme salir por una salida auténtica y concédeme, de Tu parte, una potestad que me socorra” (C. XVII.80).
La entrada y la salida auténtica es la que se realiza gracias a Él, no a ti, ¿comprendes? Lo que Dios exige de ti es que ... permanezcas allí donde Él te ha colocado hasta que Él, exaltado sea, se encargue de sacarte igual que se encargó de ponerte.
El asunto no es que dejes las ocupaciones sino que las ocupaciones te dejen a ti. "Los hombres auténticamente sinceros. No dejan algo hasta que Dios mismo se encarga de quitárselo de encima”.
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