Hay un
viejo símbolo de origen persa que explica cual es la situación del
hombre. Ustedes lo habrán leído en algunos libros y dice que el hombre es como
un carruaje guiado por dos caballos, que debido al estado en que se encuentran,
viajan por cualquier parte; los caballos no están bajo las órdenes del cochero,
sino que se dirigen a dónde quieren, se meten en los terrenos más peligrosos,
con riesgo del carruaje, de sus ocupantes y del cochero que los
maneja.
Dentro del carruaje, dicen los hombres que saben, está el dueño, que es llamado
el amo, que no puede ejercer ningún tipo de acción sobre el cochero,
porque éste se encuentra dormido y cuando le habla, éste no lo escucha.
El amo habla con palabras de la Verdad, el cochero está sumido en el sueño dela
mentira y no entiende las instrucciones del amo. El cochero, que simboliza en
esta alegoría, la inteligencia del hombre, no es el que conduce el carruaje,
sino que es dirigido por los caballos desbocados que lo llevan a cualquier
parte. Los caballos desbocados son las emociones del hombre, y éstas son las
que dirigen su vida, desde lo más inocente, aparentemente, como son los gustos
y las ganas o falta de ganas, hasta lo más complicado que son las
relaciones que establece el ser humano con su entorno, con los demás seres
humanos y con su vida. Entonces, el terreno de batalla, el campo de batalla
del hombre común está en el campo de las emociones. Su inteligencia,
muy pocas veces actúa para evitarle males mayores y por supuesto, como dicen
los hombres sabios, lavoz del amo, que es el alma, es absolutamente
desoída.
Este carruaje, conducido por caballos desbocados no va por el Siratta
al-Mustaquim , no va por El Camino Recto, sino que va por cualquier parte.
En estas condiciones, el hombre cree que hace cosas, cuando en realidad es arrastrado
por los caballos, o sea, por sus emociones; lamentándose permanentemente por
los errores cometidos.
En esas emociones se desarrollan las pasiones y éstas son el terreno del
infierno. El infierno es el alejamiento absoluto del hombre de la Verdad.
Dijo el Profeta Muhammad (swas) que los Musulmanes iban a ser
tan numerosos como la espuma del mar y tan huecos como ella.
La Verdad está alejada del hombre actual y se le llama Verdad o Realidad a la
mentira. El hombre que dice “esto es real” está diciendo esto es mentira. Toman
la Verdad como
aquello que ocurre.
El hombre sin saberlo se dirige a la mentira.