Ud. afirma: “No hay otro Dios mas que Allah” pero esta mintiendo.
En su corazón vive una gran colección de Dioses.
Sus miedos, sus reglas y sus gobiernos locales son dioses.
Sus seguridades, las utilidades de su negocio, sus deudas, sus fuerzas, lo que escucha y hasta su propia mirada son Dioses en lo que cree. Su manera de ver las criaturas como fuente de beneficios o de ofensas, como medios de alcanzar cosas o de lograrlas, son también Dioses.
Para muchos el Señor de la Verdad se ha transformado en un habito para las lenguas que lo nombran, pero no para los corazones.
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