Cuando una obra de arte existe, el autor de dicho trabajo también existe.
Incluso si no
podemos ver al artista en persona lo podemos ver en dicho trabajo.
Cuando somos
testigos de su expresión artística creemos que el mismo existe.
El contemplar la
pintura es conocer a quien la pintó; el contemplar una escultura es conocer a
al escultor.
Si llegamos a
reconocer el esplendor de nuestro propio ser con toda su extensión y poder,
deberíamos inclinarnos ante Aquél que nos dotó con esa fortaleza y poder.
El Jardín de los
Derviches
del Sheikh Muzaffer Ozak al-Yerrahi al-Halveti
del Sheikh Muzaffer Ozak al-Yerrahi al-Halveti
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