El proceso de
transformación puede ser descrito en términos de cambios de estado de sólido a
líquido o gas.
El yo obsesivo -compulsivo
es como el hielo- duro, separado y solo.
El yo equilibrado
es más como el agua -líquido, puede mezclarse con otros y fluir-, puede diluirse
y hasta purificar lo negativo de la vida.
Los estados
superiores se asemejan más al estado molecular de las fragancias -muy sutiles,
penetrantes-, y no tan limitados por el tiempo y el espacio.
A través de un
Sendero cierto y de la mano de un Guía ir cambiando:
-Aceptación de aquello que es, en lugar de quejas al estilo “pobre de mí” o “¿Por qué yo?”
-Franqueza, antes que preocupación por el “mí.”
-Gratitud, antes que resentimiento por lo que me ha pasado a “mí.”
-Generosidad, antes que posesividad.
-Modestia, antes que vanidad del “mí.”
-Perdón, antes que culpa propia o de los demás.
-Confianza, antes que inseguridad y duda.
-Aceptación de aquello que es, en lugar de quejas al estilo “pobre de mí” o “¿Por qué yo?”
-Franqueza, antes que preocupación por el “mí.”
-Gratitud, antes que resentimiento por lo que me ha pasado a “mí.”
-Generosidad, antes que posesividad.
-Modestia, antes que vanidad del “mí.”
-Perdón, antes que culpa propia o de los demás.
-Confianza, antes que inseguridad y duda.