Cierta vez un sheikh llegó a Estambul. Era un derviche errante. Se dirigió
a la Autoridad Gubernamental en Asuntos Religiosos y preguntó por un edificio
para ser utilizado como un Dergah.
“¿Cuántos derviches tienes?”, le preguntaron los oficiales.
“Tengo este único derviche”, dijo, “y yo”.
Esto les resultó extraño, pero había un viejo edificio y accedieron a
dárselo. Lo aceptó, y junto a su derviche, ocuparon el edificio. Al poco tiempo
una enorme luz salía del interior del mismo. El sonido del Dikr podía
ser oído cada noche, y mucha gente participaba. La luz era grande y brillante.
Las autoridades gubernamentales a cargo de las Tekkes, los dergahs derviches, querían saber que era lo que este
hombre estaba realizando para atraer a tanta gente, y también que era esa gran
luz de la que se hablaba saliendo del viejo edificio, el cual había sido
reconstruido por el sheikh; de manera que lo fueron a ver.
Los oficiales le dijeron: “Somos los encargados de verificar que todo esté
dentro del orden, y nos gustaría hablar con usted para asegurarnos de que está
haciendo las cosas correctamente”.
“Muy bien”, respondió el sheikh.
“¿Cuál es el significado de la ilaha illa Allah?”, le
preguntaron.
“¿Ustedes desean el significado como lo entienden o lo quieren como yo lo
entiendo?”.
“Ya sabemos cómo entenderlo. Dinos como lo entiendes tu”, le respondieron.
“Para esto necesito a mi derviche, aquel que traje la primera vez que vine
a este edificio”.
Los oficiales asintieron y tomaron asiento, mientras el sheikh y su
derviche comenzaban a realizar el dikr. Cuando él decía “la
ilaha”, su derviche desaparecía. Cuando él decía “illa Allah”, volvía
a aparecer. Cuando él decía “la ilaha”, nuevamente, ambos desaparecían.
Cuando él decía “illa Allah”, ambos aparecían de nuevo. La última vez que
él dijo “la ilaha”, la habitación entera desapareció. Y cuando repitió “illa Allah”, cada uno volvió a aparecer.
El sheikh se dio vuelta, miró a los oficiales y les dijo:
“Así es como entiendo el significado
de la ilaha illa Allah y del dikr”. La ilaha, “no hay otro
dios”, y si no hay Dios, entonces nada existe. Illa Allah, “sino Allah” y
si Allah existe, Él nos ha creado y entonces aparecemos”.