lunes, 8 de junio de 2020
Observar nuestros defectos
"Tu expectante observación, ¡oh hombre!, de los defectos que se ocultan en ti, como la envidia, la soberbia, desear la gloria, pavonearse, preocuparse por la provisión y temer la pobreza, buscar la distinción divina, y otros defectos por el estilo, analizándolos y esforzándote por corregirlos, es mucho mejor para ti que dedicarte a descubrir qué te velan esos defectos, como conocer los secretos de los siervos de Dios, lo referido al destino y los sucesos futuros, o como investigar los enigmas de la Unidad Divina (Tawhid)...porque el examen de los defectos ocultos del alma es vida para el corazón, y la vida del corazón es vida eterna y bienaventuranza...
En cuanto a los defectos, son de tres tipos: del alma, del corazón y del espíritu. Los del alma se refieren a las pasiones carnales, como la buena comida, buena residencia o buena pareja y otros por el estilo; los defectos del corazón se vinculan con las pasiones cordiales, como desear la gloria y el honor, la envidia, tener un rango entre la gente, y otras equivalentes. En cuanto al espíritu, sus falencias conciernen al reino de lo oculto, como procurar las carismas y las estaciones espirituales... todo esto erosiona la perfecta servidumbre (ubudiya)..."
De cualquier forma, esas "realidades ocultas" seguirán siempre así, invisibles, en presencia de los defectos del alma.
-Fragmento "Las Máximas de Sabiduría", Ibn Ata Allah
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