Bismillahir Rahmanir Rahim
El Sufi enseña el equilibrio por la postura y el movimiento, que incluye el control de las acciones, y la actividad del cuerpo; por la práctica de los Namaz, Wazifas y Zikr, él enseña el equilibrio de la mente para la concentración. Sentarse en el hogar y cerrar los ojos no es concentración; aunque los ojos estén cerrados y los pensamientos se vayan. Es importante escoger el objeto correcto para concentrarse. Por concentración y meditación una persona experimenta el éxtasis; por el control de sí misma una persona experimenta los más altos mundos y planos en que todas las cosas son una. Por esto, se necesita la guía de un Murshid, porque de otro modo el equilibrio se pierde; nadie puede llegar o hacer esto por sí mismo. Y si alguien puede, se interesará tanto en lo que experimenta más allá, que se volverá ausente de este mundo; el resultado será la mente ausente, incluso el lunatismo, y muchas otras consecuencias indeseables.
Una persona siempre está pensando: Yo soy esto que veo; esta pequeña cantidad de carne, huesos y piel soy yo. Mas en el éxtasis, la conciencia está libre del cuerpo, de este confinamiento, y entonces experimenta su verdadera existencia sobre todos los lamentos, dolores y problemas. Este es el gozo más grande. Experimentar esto y mantener el control sobre el cuerpo y los sentidos, a través de los cuales experimentamos toda la vida de este mundo, es tener equilibrio. Éste, es el estado más alto.
No sólo la fuerza muscular y la energía nerviosa capacitan al hombre para pararse sobre la tierra. Además, la fuerza muscular y la energía de los nervios son equilibrio; esto es, equilibrio que capacita al hombre a pararse y caminar sin caerse. Podemos tener fuerza muscular y energía nerviosa, pero en ausencia del equilibrio no seríamos capaces de pararnos y caminar. Cuando pensamos desde la mente, ¿es esto razonable, es esta imaginación viajera la que hace al hombre reflexivo? No; es el equilibrio. Hay muchos cuya imaginación es tan grande que pueden flotar en el aire por horas, y hay otros cuya razón es tan poderosa que sus pensamientos dan vueltas y vueltas y nunca terminan aquí. Si hay algo que hace al hombre realmente meditativo, no es un gran razonamiento o una viajera imaginación; es el equilibrio.
No son ni los sentimientos profundos del corazón, ni vivir en éxtasis espiritual, lo que hace iluminada a una persona. Una persona puede estar en éxtasis, lograr visiones, experimentar fenómenos, y todavía no ser una persona espiritual. Una persona puede tener ideas religiosas, vivir una vida piadosa, tener elevados ideales y entonces, igual todavía, no ser necesariamente un alma iluminada. Esto muestra que para mantener nuestro cuerpo como debería ser, y mantener la mente afinada al lado correcto, es necesario el equilibrio.
Cuando estudiamos la naturaleza, encontramos que en el crecimiento de las plantas y la vida de los árboles, todo depende del equilibrio; y cuando pensamos en el Cosmos y estudiamos las condiciones de las estrellas y los planetas, la principal cosa de que nos damos cuenta es que un cuerpo pesado sostiene al otro. Toda la destrucción que ocurre en la naturaleza, como las erupciones volcánicas, las inundaciones, los terremotos, vienen de la falta de equilibrio. Tanto como la naturaleza mantenga su equilibrio, el abismo en el corazón de la tierra permanece como éste es. La gente puede caminar sobre ésta y no temer ningún daño. Las tempestades, el hambre, todas las malas condiciones, las plagas que visitan el reino del hombre, son causadas por los trastornos de ese equilibrio que asegura el bienestar de la Humanidad. Esto nos enseña que el secreto de la existencia del individuo, tanto como de todo el Cosmos, reside en el equilibrio. No seria una exageración decir que todos los éxitos y fracasos son causados por el equilibrio o por la falta del mismo, el progreso y la pérdida del progreso pueden explicarse como viniendo del equilibrio y de la pérdida de éste.
Hay otra idea conectada con el equilibrio. La vida es movimiento, y el equilibrio es algo que controla éste; pero el equilibrio perfecto controla mucho el movimiento, trayendo un estado de inercia. Por ejemplo, si la fuerza de la mano izquierda fuera igual a la de la mano derecha, si la pierna derecha y la pierna izquierda fueran iguales, el hombre no sería capaz de trabajar o caminar. Si cada uno de los dos ojos tuviera el mismo poder de visión, una persona no seria capaz de ver. Es el equilibrio ordinario que no está completo el que acerca el éxito.
Ver parte IV
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