Cuando una calamidad se abate sobre alguien, lo primero
que hace es buscar auxilio en sí mismo.
Si no logra librarse con sus fuerzas de la desgracia que
ha caído sobre él busca entonces la ayuda de las criaturas. Acude a los
sultanes, a los funcionarios, a los médicos, a los consejeros...
En tercer lugar, si no encuentra consuelo y remedio en
nadie, entonces es cuando dirige la mirada hacia su Creador y lo invoca
pidiendo alivio.
Si encuentra en sí mismo la solución, no acude a las
criaturas.
Si no la encuentra en sí mismo y le sirve la ayuda de las
criaturas, no recuerda a Allah. Pero si se ve obligado en última instancia,
eleva su voz pidiendo a su Señor Verdadero que lo auxilie y los saque de
apuros.
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