martes, 5 de noviembre de 2013

Recibir un Consejo


Oh hijo mío, dar consejo es sencillo —lo difícil es recibirlo— y es de gusto amargo para quienes están acostumbrados a seguir sus propios deseos, pues lo prohibido es dulce para sus corazones de aquellos que creen que su mera ciencia lo salvará, que en ella está su redención.
Creen que no tienen necesidad de actuar; tal es la convicción de los «filósofos».
Este pobre infeliz ignora que si adquiere un conocimiento y después no lo pone en práctica, será usado como una prueba en su contra
Oh hijo mío, no te arruines por falta de actos, y ten la certeza de que el mero saber no te ayudará.

Iman Al Ghazzali (qs)


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