Para estar en estado de pobreza espiritual hace falta, sobretodo, renunciar a nuestro
estado de "maestro". Nuestro maestro actual es el ego, nuestro sí
despótico. Volverse pobre quiere decir deshacerse de nuestro yo ilusorio.
A menudo el
hombre no tiene la conciencia clara de sus tendencias egóticas y las suele
atribuir a toda suerte de circunstancias exteriores. Ser un discípulo es
empezar este gran combate contra el conjunto de tendencias negativas del alma.
Se trata de
unificar las diferentes tendencias que nos gobiernan.
Hace falta tomar
verdadera conciencia de nuestros límites y un trabajo interior para liberarse
de este sentimiento del "sí mismo" que ocupa nuestro espíritu, que
usurpa nuestra verdadera identidad.
Abandonar esta
autosuficiencia para tomar el camino del conocimiento interior que despierta la
intuición y el desvelamiento sin prejuicios.
Porque como dice Sidi Hamza: "no se acerca a Dios aquél que no se olvida de sí mismo". A medida que desaparece la huella del ego, aparece la realidad divina.
Porque como dice Sidi Hamza: "no se acerca a Dios aquél que no se olvida de sí mismo". A medida que desaparece la huella del ego, aparece la realidad divina.
(Fragmento de
enseñanza de la Tariqa Qadiriyya)
No hay comentarios:
Publicar un comentario