“Cuando el hombre
tiene el espíritu preocupado por inquietudes que carecen de importancia para
él, este es el signo de que el Altísimo abandona a su servidor. Aquel que
pierde una hora de su existencia en investigaciones para las cuales no ha sido
creado merece que Dios prolongue sus penas.
Aquel que pasa la
cuarentena sin que sus buenas acciones lo hayan elevado por sobre las malas,
este ha de esperar el fuego del error. A buen entendedor, pocas
palabras!”.
¡Hijo mío!
El consejo es fácil de dar, pero difícil de seguir: es amargo para el
gusto de aquellos que siguen sus caprichos; porque las cosas prohibidas les son
dulces a su corazón. Me refiero, en particular, a los que entre ellos aspiran
al estudio de la ciencia formal y se preocupan por los méritos del alma y los
caminos de este mundo.
“Tienes mil botellas: es en vano...
Solo se emborracha
quien bebe el vino!”
Iman Al Ghazzali (qs)
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