Había en Baghdad
un sacerdote muy sabio e influyente, que tenía muchos seguidores. Este hombre
poseía un vasto conocimiento, no sólo de las tradiciones Judaica y Cristiana,
sino también del Islam. Era versado en el Islam y el Sagrado Corán, y sentía
gran amor y aprecio por el Profeta Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de
Allah sean con él).
El califa respetaba al sacerdote y confiaba que él y sus
seguidores se convertirían en Musulmanes algún día. De cierto, estaba listo
para aceptar la religión, salvo por una cosa. El obstáculo que se lo impedía,
lo que no podía aceptar ni comprender, era la ascensión física a los cielos del
Profeta Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), durante
su tiempo de vida.
La Ascensión tuvo lugar cuando una noche, el Profeta (Que
la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él) fue llevado en cuerpo y alma
desde Medina hasta Jerusalén, y desde allí hasta los siete cielos, donde vio
muchas cosas. Visitó el Paraíso y el Infierno, y fue más allá de ellos para encontrarse
con su Señor, Quien habló noventa mil palabras con él. Regresó antes que su
lecho se hubiese enfriado, y antes que una hoja que había tocado al pasar
hubiese cesado de estremecerse.
La mente del sacerdote no podía aceptar la
ascensión del Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él) y su
regreso para contarla.
En verdad, cuando el mismo Profeta (Que la Paz y las
Bendiciones de Allah sean con él), la declaró al día siguiente en que tuviese
lugar, muchos Musulmanes no creyeron, y abandonaron su religión. Esto
constituye una prueba para la fe‚ verdadera, ya que la mente no puede concebir
algo así.
El califa presentó al sacerdote a todos los sabios y maestros de esa
época, a fin de cancelar sus dudas, pero ninguno de ellos obtuvo el éxito.
Entonces una noche él envió un mensaje a Hazrat `Abdul-Qadir, preguntándole si
él podía convencer al sacerdote de la verdad de la Ascensión.
Cuando Hazrat
`Abdul-Qadir llegó al palacio, halló al sacerdote y al califa jugando al
ajedrez.
Mientras el sacerdote levantaba una pieza del juego para moverla, sus
ojos se encontraron con los del sheikh.
Parpadeó ... y al abrirlos nuevamente,
se halló a sí mismo ahogándose en un correntoso río! Gritó pidiendo ayuda y
un joven pastor saltó al río para salvarlo. Cuando el pastor lo aferró se dio
cuenta que estaba desnudo, y que se había transformado en una joven
muchacha!
El pastor la sacó del agua y le preguntó de quién era hija, y donde
vivía. Al mencionar el sacerdote a Baghdad, el pastor dijo que se encontraban a
una distancia de unos pocos meses de viaje de esa ciudad. El pastor la honró,
la mantuvo y protegió, pero eventualmente, ya que ella no tenía lugar adonde
ir, se casó con ella. Tuvieron tres hijos, que fueron creciendo.
Cierto día,
mientras ella lavaba ropa en el mismo río donde había aparecido muchos años
antes, se resbaló y cayó al agua.
Cuando abrió sus ojos, el sacerdote se
encontró a sí mismo sentado enfrente del califa, sosteniendo la pieza de
ajedrez y aún mirando a los ojos de Hazrat `Abdul-Qadir, el que le dijo:
`Ahora, venerable sacerdote, todavía tú descrees?'
No enteramente seguro de lo
que le había pasado, y pensando que se trataba de un sueño, respondió con las
palabras: `Qué quieres decir?' Quizás te agradaría ver a tu familia?' inquirió
el santo. Cuando él abrió las hojas de la puerta, allí estaban parados, el
pastor y los tres niños. Al ver esto, el sacerdote creyó. El y su congregación
se hallan entre los cinco mil Cristianos, que se convirtieron en Musulmanes por
las manos de Hazrat `Abdul-Qadir.
Fragmento del "El Secreto de los Secretos" de Hz Abdul Qadir al Jilani |