jueves, 28 de diciembre de 2017

El sacerdote de Baghdad y Hz. Abdul-Qadir Gilani




Había en Baghdad un sacerdote muy sabio e influyente, que tenía muchos seguidores. Este hombre poseía un vasto conocimiento, no sólo de las tradiciones Judaica y Cristiana, sino también del Islam. Era versado en el Islam y el Sagrado Corán, y sentía gran amor y aprecio por el Profeta Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él). 

El califa respetaba al sacerdote y confiaba que él y sus seguidores se convertirían en Musulmanes algún día. De cierto, estaba listo para aceptar la religión, salvo por una cosa. El obstáculo que se lo impedía, lo que no podía aceptar ni comprender, era la ascensión física a los cielos del Profeta Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), durante su tiempo de vida.

La Ascensión tuvo lugar cuando una noche, el Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él) fue llevado en cuerpo y alma desde Medina hasta Jerusalén, y desde allí hasta los siete cielos, donde vio muchas cosas. Visitó el Paraíso y el Infierno, y fue más allá de ellos para encontrarse con su Señor, Quien habló noventa mil palabras con él. Regresó antes que su lecho se hubiese enfriado, y antes que una hoja que había tocado al pasar hubiese cesado de estremecerse. 

La mente del sacerdote no podía aceptar la ascensión del Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él) y su regreso para contarla. 
En verdad, cuando el mismo Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), la declaró al día siguiente en que tuviese lugar, muchos Musulmanes no creyeron, y abandonaron su religión. Esto constituye una prueba para la fe‚ verdadera, ya que la mente no puede concebir algo así.



El califa presentó al sacerdote a todos los sabios y maestros de esa época, a fin de cancelar sus dudas, pero ninguno de ellos obtuvo el éxito. Entonces una noche él envió un mensaje a Hazrat `Abdul-Qadir, preguntándole si él podía convencer al sacerdote de la verdad de la Ascensión.

 Cuando Hazrat `Abdul-Qadir llegó al palacio, halló al sacerdote y al califa jugando al ajedrez. 
Mientras el sacerdote levantaba una pieza del juego para moverla, sus ojos se encontraron con los del sheikh.

 Parpadeó ... y al abrirlos nuevamente, ­ se halló a sí mismo ahogándose en un correntoso río! Gritó pidiendo ayuda y un joven pastor saltó al río para salvarlo. Cuando el pastor lo aferró se dio cuenta que estaba desnudo, y que se había transformado en una joven muchacha!



El pastor la sacó del agua y le preguntó de quién era hija, y donde vivía. Al mencionar el sacerdote a Baghdad, el pastor dijo que se encontraban a una distancia de unos pocos meses de viaje de esa ciudad. El pastor la honró, la mantuvo y protegió, pero eventualmente, ya que ella no tenía lugar adonde ir, se casó con ella. Tuvieron tres hijos, que fueron creciendo.


Cierto día, mientras ella lavaba ropa en el mismo río donde había aparecido muchos años antes, se resbaló y cayó al agua. 

Cuando abrió sus ojos, el sacerdote se encontró a sí mismo sentado enfrente del califa, sosteniendo la pieza de ajedrez y aún mirando a los ojos de Hazrat `Abdul-Qadir, el que le dijo: `Ahora, venerable sacerdote, todavía tú descrees?'



No enteramente seguro de lo que le había pasado, y pensando que se trataba de un sueño, respondió con las palabras: `Qué quieres decir?' Quizás te agradaría ver a tu familia?' inquirió el santo. Cuando él abrió las hojas de la puerta, allí estaban parados, el pastor y los tres niños. Al ver esto, el sacerdote creyó. El y su congregación se hallan entre los cinco mil Cristianos, que se convirtieron en Musulmanes por las manos de Hazrat `Abdul-Qadir.


Fragmento del "El Secreto de los Secretos" de Hz Abdul Qadir al Jilani

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