Bismillah
"Cada uno de nosotros es Sheikh y discípulo al mismo tiempo, porque si yo no puedo aprender de ustedes, estoy ciego. Permanentemente el intercambio entre discípulo y maestro ocurre (...)
El Sheikh Muzaffer Ozak (ra) estaba una vez en Medina, una de las tres ciudades más importantes para los musulmanes. Medina está mirando hacia el desierto, lo que se llama en Arabia Saudita “el cuarto vacío”, cuarto refiriéndose a territorio. Uno mira al cielo celeste y ve una línea parecida a la del smog, que es polvillo de la arena del desierto. Una tarde fue a visitar la mezquita donde descansa el Profeta (saws) y estaban tomando té con un grupo de gente, y viene un chico de ocho años con una escoba, sacando el polvo de la acera, levantó una polvareda impresionante, entonces el Sheikh se da vuelta y le dice: “¡Despacio, despacio! ¿no ves todo el polvo que estás levantando?”, el niño le responde: “El polvo de Medina es Shifa (Curación)”. Es sagrado, porque por ahí caminó el Profeta (saws). El Sheikh se da vuelta y les dice a sus compañeros: “Aquel niño es mi Sheikh”.
El Sheikh Muzaffer Ozak (ra) estaba una vez en Medina, una de las tres ciudades más importantes para los musulmanes. Medina está mirando hacia el desierto, lo que se llama en Arabia Saudita “el cuarto vacío”, cuarto refiriéndose a territorio. Uno mira al cielo celeste y ve una línea parecida a la del smog, que es polvillo de la arena del desierto. Una tarde fue a visitar la mezquita donde descansa el Profeta (saws) y estaban tomando té con un grupo de gente, y viene un chico de ocho años con una escoba, sacando el polvo de la acera, levantó una polvareda impresionante, entonces el Sheikh se da vuelta y le dice: “¡Despacio, despacio! ¿no ves todo el polvo que estás levantando?”, el niño le responde: “El polvo de Medina es Shifa (Curación)”. Es sagrado, porque por ahí caminó el Profeta (saws). El Sheikh se da vuelta y les dice a sus compañeros: “Aquel niño es mi Sheikh”.
Relató esta historia a miles de personas. ¿Cómo aprendemos? Mirándonos los unos a los otros. Si nuestro espejo es el espejo de nuestra alma entonces yo los miro y me veo a mí mismo, porque en ustedes veo mi reflejo. ¿Cómo entendemos esto? Usemos la historia de Moisés (as). Él tiró su bastón frente al Faraón y se convirtió en una serpiente ¿cómo pasó eso? ¿Por qué? El bastón, de verdad, se convirtió en una serpiente porque el Faraón se miró en Moisés (as) y el Faraón se vio a sí mismo, y se dio cuenta de que su naturaleza era la de una serpiente. Eso es verse reflejado en el otro.
- Fragmento de Sohbet de Orhan Baba, 2010
- Fragmento de Sohbet de Orhan Baba, 2010
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