El sufismo no es
una terapia, ni es un conjunto de ejercicios de respiración, relajación o
meditación. No es danzas exóticas y cánticos agradables, ni es sesión de
cuentos, ni recitación de poemas, ni comunicación secreta de saberes
herméticos, ni la iniciación a un grupo elitista.
El sufismo es vivir el Islam con nobleza e intensidad hasta la sabiduría y hasta la paz absoluta.
El sufismo es vivir el Islam con nobleza e intensidad hasta la sabiduría y hasta la paz absoluta.
Es la emoción del musulmán en el Islam. Es su Tradición en la que
cada gesto encuentra una significación abismal.
El sufismo es reconciliación
con la vida y con el Creador de la vida.
Es subordinación total al Señor de la
vida, fluyendo en paz con su Voluntad hacedora de cada instante.
Es entregarse
a Allah sin amaneramientos ni tonterías.
Es la belleza que embriaga a los
enamorados de Allah y de su Mensajero.
Para ser sufí hay que ser “severamente”
musulmán.
Extraído del Libro Dialogos con Siraj Baba
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