Bismillah…
Algunos están en la hilera del Profeta (swas);
otros estarán dos filas o 10 filas más atrás o más adelante. Lo que importa es
estar; no dónde. Pero al cuerpo, al nafs, sí le importa. Debemos separar
nuestra alma del cuerpo. Es difícil mantenerse en el alma, y no pensar con el
cuerpo. Pero hay que intentarlo.
En un posteo reciente en Facebook, estaban
haciendo un Dikhr en una mezquita, dirigido por Muzafer Baba. Y allí estaban
todos. Los Kadir, los Jerrahi, los Naqshbandi, etc. Incluso personas que no
quieren o no pueden ir más al dergah, estaban allí. En esa mezquita, estaban
todas las almas juntas. No importa lo que hacían. El dikhr quizás no era como
lo conocíamos nosotros, ya que estaban quietos, pero estaban todos. Qué lejos
estamos de eso…
Hay que aprender el manejo de las diferencias.
Hacer lo que corresponde. Si el otro tiene falta, no puedo juntarme porque yo
intento llevar algo ordenado, coherente. Tampoco es personal. Una cosa es una
diferencia, y otra es que el otro cometa faltas.
Las diferencias no importan. En Estambul
manejan esto diferente. Aquí se toma personal.
Aquí hay tres lugares distintos. ¿Quién está
equivocado?
Cuando seguimos las instrucciones de Efendi,
nos encontramos con alguien que dijo: “el Sheikh soy yo y los sueños me los
dicen a mí.”
Y si nosotros hacemos dikhr, ellos no vienen,
y si ellos lo hacen, no vamos nosotros.
Cuando uno quiere conectarse con ellos se
encuentra con otra onda diferente pese a que dicen “Allah”. O eres de aquí o de
allá.
No es nada personal, simplemente no nos
juntamos.
Ellos están donde están, están con un Sheikh y
están bien. Lo mismo los otros. Pero no pertenecemos allí, no tenemos su
enseñanza. Estamos todos en donde corresponde.
Algunos creen que son algo, y está bien. Otros
usan Photoshop y se triplican en número, y pelean a ver quién tiene más
seguidores, y está bien para ellos. Cada uno está bien. La vida te enseña eso y
esto que tenemos es un grupo pequeño. Todos somos cercanos por eso. Lo correcto
o incorrecto es más notorio. Si fuésemos 50 habría 10 más cercanos y los demás
no. Y no está mal eso. El tema es no tomarlo personal.
Un turco decía: “Pido perdón por la pequeña rebeldía.” Porque el pequeño soy yo, por la tontera de ser rebelde.
La función de darse cuenta es increíble. De
esas cosas hay que darse cuenta. Lo demás no sirve mucho. Hay que tener
conceptos claros como ese de la pequeña rebeldía. Sino, el ego se nos desvía.
Estar en este grupo tiene su costo. El que quiere lo paga y el que no, no
entra. No somos un grupo exclusivo, y no nos importan las fotos tampoco. Pero
sí hay que tener actitudes con coherencia. Si no nos importa es en ambas
direcciones. Ni lejanía, ni cercanía. Eso es un regalo.
Ibrahim Baba me dijo: “Sean nada”. Tan
diferente su mensaje... Si decimos “Allah”, no hay problema. Pero para ciertas
cosas no puedes estar.
Hay que aceptar más; lo que haya. Ojo con esas
pequeñas rebeldías. Inshallah tengamos tranquilidad interna para ver lo que
estamos haciendo, sino sólo terminaremos a los golpes.
Todo parte de la falta de consciencia. Uno ve
al otro que es malo. ¿Y uno? ¿Tu propio nafs? ¿La sombra de tu ego?
Un Sheikh juntó a dos partes que se criticaban
unos a otros, y les dijo: “yo no soy quién para catalogar y decir que llevo a
los buenos, porque a mitad de camino pueden cambiar.”
Con los malos hay que tener más recaudos, y
con los buenos ya nos conocemos y tenemos otros recaudos.
El camino es llevar hacia Dios. Buenos y malos
porque uno nunca sabe.
¿A quién no podemos llevar? Al que cree que no
puede ser llevado. El que no quiere ser llevado, que camine con sus pies en la
dirección que quiera. Pero no debe haber algo personal.
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