Bismillah
Si recordamos que el corazón de todos es un templo divino, entonces veremos a todos los demás de manera diferente y nos comportaremos con mucho más amor y cariño. Esta imagen de los demás es la base de la práctica sufí de servicio. Al servir a los demás, en realidad estamos sirviendo a lo Divino en los demás. Cuando recordamos que el corazón humano es el santuario más sagrado, nos volvemos más compasivos y atentos en todos nuestros tratos con los demás. Recordar honrar el corazón en cada persona es una gran disciplina. A menudo olvidamos. Pero si pudiéramos recordar, nuestras vidas y todas nuestras relaciones se transformarían.
Ser un sufí es recordar que el corazón de cada persona que encontramos es el templo de Dios. Ser un sufí es honrar y servir a los demás. Muchos corazones han sido heridos en este mundo, y podemos servir a la creación de Dios trabajando para sanar esos corazones heridos. Este tipo de servicio también sanará y abrirá nuestros propios corazones también.
Un día, alguien le preguntó a un maestro cómo llegar a Dios. El maestro respondió que los caminos hacia Dios son tantos como hay seres creados. El continuó: "El más corto y fácil es servir a los demás, no molestarlos y hacerlos felices".
lunes, 8 de octubre de 2018
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