lunes, 15 de octubre de 2018

Sobre los hábitos y las fallas

Bismillah

Todos tenemos hábitos, y debemos recordar que no somos nuestros hábitos. Los hábitos son temporales, y lo que es real y eterno es lo Divino dentro de nosotros. Cualquier cosa que nos ayude a acercarnos más a Dios, o sacar lo Divino dentro de nosotros, es la verdad. 
Cualquier cosa que oscurezca esto no es la verdad. La noción popular de la psicología de "compartir" y descargar a otros todos nuestros pensamientos y sentimientos negativos es absolutamente errónea desde esta perspectiva.

Cuando nos enfocamos en las fallas de los demás, hacemos que esas fallas sean más reales tanto en la otra persona como en nosotros mismos. Si vemos la belleza en alguien más, les hacemos un servicio y también nos hacemos un servicio. Por ejemplo, si alguien más es compulsivo en exceso, y yo chismeo sobre su peso y su adicción a la comida, les hago daño y también me hago daño. Su comer en exceso puede ser un hecho, pero eso no es lo que realmente son. La verdad es que son almas. Los rasgos negativos de la personalidad pueden transformarse.
Los derviches tratan de no dejar que sus egos se alteren por el ego de otra persona. Todos hemos hecho esto con la suficiente frecuencia en el pasado, y tenemos que cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. 


1 comentario:

  1. El hábito tiene una cura, que es la ruptura del hábito (jarq al-'adda). Es la medicina que el maestro educador te prescribe, para que descubras que tú no eres tu hábito, sino la esencia que hay en ti. Pero también puede ser el decreto divino que se impone, con algo que para ti resulta contradictorio con tu virtud o tu vicio, o el toque divino (wârid) que rompe tus esquemas, o el bastonazo del maydhub que te golpea sin que aparentemente haya motivo alguno. Para quien sabe ver mirará aguas arriba, pendiente de su Origen. Para el inconsciente, mirará las causas secundarias, y se perderá en ellas.

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