jueves, 5 de febrero de 2009

La Palabra

Bismillah

La palabra es verdadera, según la visión india, cuando hay plena correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace. La palabra encuentra verdadero valor cuando se ve reflejada en la realidad.

En el estado de fantasía en el que nos encontramos, no nos preocupamos por lo real. La coherencia es un estado necesario para entrar en Verdad, y esto incluye que haya correspondencia en el plano de lo que se expresa, el pensamiento, y el sentimiento del AHORA. Por esto es importante poner conciencia en las palabras. La correlación es entre lo que digo y lo que hago, y luego entre lo que hago y lo que siento.
El mundo de las sensaciones generalmente pierde importancia y uno se guía por el mundo de las palabras.

La palabra define. En cambio, las sensaciones se cuestionan. Y como se buscan resultados rápidos, en la no correspondencia entre la palabra y la sensación, el primer engañado del mal uso de las palabras, que no reflejan lo que siento, soy yo; uno se miente en primer lugar, y se lastima a uno mismo.
¿Qué actitud corresponde, entonces, con respecto a la palabra?

Primero, como acto de Misericordia, corresponde no decir cosas malas.

En segundo lugar, como señalaba Abu Bakhr (as) una vez que lo cuestionaron por su silencio, “si hablo, miento, y si miento, Dios se enoja conmigo. Prefiero que tú te enojes conmigo por mi silencio”.

Cuando se cae en el mundo de las sensaciones, la vivencia es REAL. La sensación en este caso debe dejarse correr, y que sea leída por cada quien.

La coherencia debe ser constante, hay que poner conciencia en lo que se dice. Un buen ejercicio conciente de esto es que si uno dice una cosa, lo haga. Así, la palabra va tomando valor, ya que expresa el pensamiento y el sentimiento.

Hay un hadiz que menciona que uno es esclavo de lo que dice. Por eso es mejor hacer que decir.
Volvamos a las sensaciones. Estas no son las mismas para cada uno, o se toman en diferentes medidas. Por eso son vivencias, y uno puede guiarse por la coherencia del otro, en la medida en que hace lo que dice. El otro se vuelve confiable o no de acuerdo a esto.

Una vez que se ve la coherencia entre lo que dice y lo que hace, hay que ver qué tan real es lo que hace, cuánta verdad hay allí?

Cómo se ve esto…? Se ve en que la intención debe ser pura. Puede haber más de una intención, segundas y hasta terceras intenciones. La intención original es la que cuenta, si hay una segunda intención, ya surge la incoherencia.

Esto igualmente significa, situarse como observador, y no convertirse en juez de incoherencia. El foco debe situarse en uno, en que haya compromiso con lo que digo, que este en relación con lo que hago, y que sea sincero. (sin segundas intenciones).

La Verdad no hay que hallarla en el otro, probar su coherencia, sino buscarla en mí. La palabra no hay que validarla en el otro, sino en uno mismo. Sino, el sistema colapsa por confusión.

La palabra conlleva a otro concepto, el del tiempo.

La respuesta al tiempo varía. Pueden percibirse dos tiempos: el interno y el externo. El interno esta basado en los deseos, en mis planes, en la fantasía. Es un tiempo erróneo.

Lo que llamamos tiempo externo, es el tiempo que se debe esperar para que se produzcan las cosas.
Enojarse porque los tiempos no son como los que yo espero, es una incoherencia. Del mismo modo que uno no planta una semilla y espera rosas al día siguiente, sino que se espera que florezcan a su tiempo, la actitud que conlleva coherencia es la de esperar a que sucedan las cosas a su tiempo. Todo tiene un tiempo determinado.

Si nos enojamos, estamos sumergidos en ensoñaciones infantiles, es un acto de incoherencia.

Las cosas son como Él Quiere, como Allah Dispone.

Como se recuerda que Allah le indicó al Profeta David (as): “tú quieres pero yo también Quiero”.
Cuando la guía son los tiempos internos, de lo que yo deseo, la intención es el control. Y en el comportamiento se refleja en que uno no respeta los tiempos del otro. Cuando se ven ciertas actitudes en el otro de este tipo, hay que tomar una posición nula. Es decir, validar o invalidar los comentarios y comportamientos del otro, pero sólo para estar atentos de no caer en incoherencia.
Además plantea inconvenientes al convivir, ya que cuestiona todo acto, si no se hace lo que esa persona desea. Qué tipo de relación puede ofrecer?

La palabra debe reflejar exactamente lo que piensas y lo que sientes. Y respetar los tiempos de cada uno. Como en la mayoría de los casos, no se respetan los tiempos del otro, es que fracasamos.

El esfuerzo en tratar de ser coherentes en lo que se dice, lo que se hace, y ser sincero.

Cada palabra implica un tiempo, y es importante ser conciente de mis tiempos, y de los tiempos que son necesarios. La sinceridad es, primero con uno, para respetarnos, y luego ocuparse de que mi palabra tenga valor. Entonces, cada palabra implica un trabajo preliminar, y cobra vida y sentido, por todo ese esfuerzo previo que la respalda.

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