El sabio libra batalla contra sí mismo, mientras que el ignorante la libra contra los egos de los demás.
En estas contiendas, el ignorante obtiene victorias efímeras, mientras que la del sabio es permanente. No obstante, al batallar contra el propio ego, resulta muy difícil saber contra quien estamos realmente luchando, pues uno sólo percibe los aspectos limitados del ego que conforman la ilusión de la propia individualidad.
Al profundizar en las limitaciones del ego, podemos llegar a descubrir la verdad del auténtico Yo.
En ese momento, la aniquilación del falso ego aparece como una clara respuesta a la llamada interior.
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Un bálsamo para el corazón.
ResponderEliminarGracias. _()_